Muchos varones y mujeres
sienten la virginidad como algo vergonzoso y por eso no hablan de ello cuando
tienen algún problema sexual. El sexo, para algunos, lejos de ser una
experiencia de placer, se ha convertido en una fobia. El principal rasgo de una
fobia sexual es el temor persistente e irracional, asociado al deseo compulsivo
de evitar sensaciones o experiencias sexuales, con la característica de que el
individuo reconoce que ese miedo es irracional o excesivo.
Estos pacientes
fóbicos pueden llegar a evitar por completo el sexo, limitan su evitación y
ansiedad a determinadas facetas de la sexualidad: a los genitales, a los olores
y secreciones, a penetrar o ser penetrada, a que sean vistos desnudos, al beso
profundo, a la masturbación, al embarazo, al sexo oral.
Uno de los casos en los que
se visualiza una fobia compartida por la pareja, es en el llamado matrimonio no
consumado. Esta disfunción se caracteriza porque la pareja, conviviente o no,
luego de un cierto tiempo no ha podido practicar el coito con penetración
vaginal. A veces es uno de los dos miembros el que tiene alguna disfunción, y
otras veces, son ambos. Él puede tener dificultades en la erección o ella
padecer vaginismo. Ella puede tener una verdadera fobia a ser penetrada y él
ser un eyaculador precoz que eyacula antes de penetrar. O puede ser que ambos padezcan
un deseo sexual inhibido.
El miedo los invade: a dañar
o ser dañado en los genitales, al embarazo, a ser desgarrada o lastimada, a
sufrir. No se pude hablar de causas en general, ya que se ve cada caso de la
pareja en particular, pero hay factores psicológicos o psiquiátricos,
familiares, educacionales, religiosos y del vínculo en sí mismo. Por supuesto
puede haber factores orgánicos en algunas impotencias o en las llamadas
dispareunias (coito doloroso) que no se pueden dejar sin resolver. Muchas veces
detectamos abusos sexuales en la infancia y antecedentes de violaciones.
Curiosamente, muchas de
estas parejas tienen todo tipo de juegos sexuales, con orgasmos incluidos; lo
que no pueden es realizar la penetración vaginal. Incluso he tratado casos en
los cuales habían tenido hijos por cesárea, porque sus parejas les habían
eyaculado en la puerta de la vagina abierta y lubricada, sin penetración. Pero
seguían siendo vírgenes.
¿Existe un tratamiento
efectivo para el matrimonio no consumado? La terapia sexual ofrece un
tratamiento corto, relativamente sencillo y con un elevadísimo porcentaje de
éxito. El tiempo de duración es muy variable y depende, entre otras cosas, de la
causa del problema y de la capacidad de respuesta de cada mujer y de cada
varón. Puede ir desde pocas semanas, hasta varios meses. Quizás lo más difícil
es animarse a hacer la consulta.
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