A veces puede
resultar ser una complicada decisión si debemos o no anunciar nuestra condición
sexual a personas que, o bien, sean muy cercanas, o les tengamos mucho aprecio.
La duda que permanece al dar semejante noticia se basa en que a veces no
sabemos con certeza cómo reaccionarán los demás. De pronto nos damos cuenta que
desconocemos ciertas cosas de nuestros allegados y dudamos confesar nuestra
homosexualidad.
A continuación
menciono algunos puntos que pueden ayudarte a enfrentar la situación de una forma
prudente y confiable.
1) No esperes a que los demás sean abiertos de mente, se tú el primero en
abrir tu mente. Si no estas seguro@ de tu situación, no procedas hasta estarlo.
Aceptarse a uno mismo es el primer paso y el más importante. Si te sientes confundido,
mientes ante una pregunta directa o evitas el tema, quiere decir que aún no
estás preparado para anunciarlo.
El propósito de tu
acción en todo caso es dar una noticia, no preguntar si está bien o mal lo que
haces, aunque es comprensible que además de la aceptación y comprensión,
busques ayuda, después de todo no es un tema fácil de abordar. A veces
encontrarás apoyo por fuentes inesperadas, incluyendo tus propios padres, que
de alguna forma ya lo sabían o lo intuían (principalmente tu madre). Otras, te
toparás con rechazo, crítica y enojos, típicas reacciones primarias que con el
tiempo a veces logran suavizarse. Pero en la mayoría de las veces, aunque lo
sepan (o lo intuyan), no sabrán cómo manejar la situación, pues no es algo por
lo que ellos han pasado alguna vez y no tienen ninguna experiencia al respecto.
Yo conozco de un caso en el que un muchacho confesó su homosexualidad la noche
de Nochebuena y frente a toda la familia, incluyendo algunos primos y tíos. A
eso, yo le llamaría un suicidio público.
Sea como sea, siempre
estará en juego tu autoestima: la forma en que te ves a ti mismo(a) y la forma
en que crees que los demás te ven. Si logras aceptarte tal cual eres, decirlo
no será mas que parte del proceso, y fluirá con tus verdaderos sentimientos.
2) Dale tiempo al tiempo. No importa cuántos
años tengas, ni en qué condiciones te encuentres, el tiempo es un remedio
infalible para cualquier mal. No digo que ser gay sea un mal, digo que madurar
la idea de ser gay ayuda a encontrar más seguridad en uno mismo, y eso sólo es
posible con el tiempo. Igualmente, madurar la idea de decírselo a tus padres
puede prepararte mental y emocionalmente a proceder con seguridad en ti
mismo(a).
3) Imagina lo peor que puede pasar. Hazte preguntas
como: ¿qué pasaría si me gritan, me pegan o me sacan de la casa? Trata de
responder fielmente a la peor situación. Tú, más que nadie, conoces cómo son
tus padres. Trata de imaginar cuáles podrían ser sus reacciones, y dentro de
esas, las peores reacciones. Una vez imaginada la situación, continúa
imaginando qué harías en esa situación, cómo procederías y cuáles son tus
posibilidades de sobrevivencia.
No me malinterpretes,
pero hay padres que simplemente no aceptan esa condición. Por darte un ejemplo:
si eres hijo@ únic@, y tu mamá siempre ha soñado tener un nieto, o eres herman@
de un gay o lesbiana, o tu familia pertenece a una iglesia ortodoxa que no
permite la homosexualidad, etc. Los sentimientos de "perdida" que tus
padres puedan experimentar en cierto momento debes tenerlo en cuenta. No
pretendas ser comprendido, primero trata de comprender a los demás.
4) Evalúa los pros y los contras. Hazte la pregunta:
¿será provechoso anunciar la noticia? ¿Saldrán ganando los demás y yo con esto?
¿Hacia dónde apunta el resultado final? Por supuesto que no eres adivino, el
dar una noticia de este tipo puede despertar sentimientos encontrados, pero
también sentimientos favorables. En todo caso, sentimientos que no sabías que
existían en los demás, a pesar de llevar tanto tiempo conociéndolos.
Si crees que los
efectos o resultados de tu noticia no te traerán mejores condiciones, recuerda
que siempre existe la posibilidad de no decirlo. Muchos han tomado la decisión
de no hacerlo y viven tranquilos con eso, principalmente porque han pasado por
el proceso de aceptación de sí mismos, y eso, es lo más importante después de
todo.
Si deseas más información
al respecto, es recomendable el libro:
Papá, Mamá, soy gay, de Rinna Riesenfeld.
Articulo extraído de
psicoasesoriaenlinea.blogspot.mx