El año pasado, el ensayo CAPRISA 004 fue el primero en demostrar que un gel microbicida que contenía un 1% de tenofovir (Viread®) podía reducir en un 39% las tasas de infección por VIH al ser aplicado en la vagina antes de las relaciones sexuales. Meses más tarde, se daban a conocer los resultados de otro ensayo, el estudio iPrEx, que pusieron de manifiesto que la toma de tenofovir y emtricitabina (Truvada®) antes de mantener relaciones sexuales pudo disminuir en un 44% el riesgo de adquirir el VIH en un grupo de hombres que practican sexo con hombres (HSH) y mujeres transexuales.
En una de las sesiones más esperadas de la VI Conferencia sobre Patogénesis, Tratamiento y Prevención del VIH de la Sociedad Internacional del Sida, se han presentado los resultados de tres nuevos grandes estudios que añaden todavía más pruebas de que el tratamiento antirretroviral es también una herramienta para la prevención del VIH. Con un título que no deja lugar a dudas (‘El tratamiento es prevención: la prueba está aquí’) y con un auditorio a rebosar, una de las sesiones que más interés ha suscitado de esta conferencia ha confrontado dos abordajes distintos para prevenir el VIH con el uso de fármacos: un enfoque, en personas seropositivas, prueba el efecto de la terapia antirretroviral sobre la transmisión del virus a las parejas sexuales (estudio HPTN 052); el otro evalúa si, con el empleo diario de medicación, las personas seronegativas en alto riesgo podrían evitar la adquisición del VIH, lo que se conoce con el nombre de profilaxis preexposición [PPrE] (estudios TDF2 y Partners PrEP
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