Se calcula que más de la mitad de las personas con VIH podrían necesitar combinar ambas familias de fármacos en algún momento de sus vidas.
La Academia de Neurología de EE UU (AAN, en sus siglas en inglés) y la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE, en sus siglas en inglés) han publicado una guía para seleccionar los fármacos antiepilépticos más adecuados para personas con VIH.
Las interacciones entre antiepilépticos y antirretrovirales podrían implicar la pérdida del control virológico o el de la epilepsia, por lo que las nuevas recomendaciones pueden desempeñar un papel muy importante en el manejo de ambas condiciones.
Más de la mitad de los 33 millones de personas que viven con VIH en el mundo requerirán, en algún momento de sus vidas, ser tratados con fármacos antiepilépticos, ya que estos, además de su utilidad en el tratamiento de la epilepsia, también son eficaces para tratar trastornos del estado de ánimo y complicaciones derivadas del uso de algunos antirretrovirales tales como la neuropatía periférica.
Mientras algunos antiepilépticos se pueden tomar sin problemas junto a la terapia antirretroviral, otros pueden presentar interacciones peligrosas con antirretrovirales, ya que el metabolismo de unos fármacos puede incrementar o disminuir los niveles de otros.
Aunque, lamentablemente, no existen pruebas muy consistentes de interacciones entre ambas familias de fármacos dada la falta de estudios específicamente diseñados para determinarlas, el equipo encargado de elaborar la presente guía realizó una revisión sistemática de la literatura científica en busca de estudios en los que se administraran conjuntamente antirretrovirales y antiepilépticos. Casi 4.500 artículos científicos fueron identificados de forma preliminar, de los que finalmente 42 fueron incluidos en el análisis.
En relación a la combinación de antiepilépticos e inhibidores de la proteasa (IP), los investigadores hallaron que, en el caso de coadministrar fenitoína y lopinavir/ritonavir (Kaletra®), sería necesario incrementar la dosis de lopinavir/ritonavir un 50% para mantener niveles sanguíneos adecuados del IP potenciado. En cambio, en el caso del antiepiléptico lamotrigina, al tomarse junto a atazanavir (Reyataz®) potenciado por ritonavir (Norvir®), sería necesario incrementar la dosis del antiepiléptico un 50%.
Al evaluar raltegravir (Isentress®), los autores del estudio no consideraron necesarios ajustes de dosis al tomarse junto a los antiepilépticos lamotrigina o midazolam. En la misma línea, consideraron seguro el uso de efavirenz (Sustiva®) o la píldora combinada Atripla® junto al antiepiléptico valproato.
Por último, la dosis de zidovudina (AZT, Retrovir®) debería reducirse en el caso de coadministrarse junto al valproato.
Los autores de la guía realizaron un llamamiento a los investigadores para centrar sus esfuerzos en llevar a cabo nuevos estudios que proporcionen evidencias científicas que evalúen la coadministración de antiepilépticos y antirretrovirales, especialmente teniendo en cuenta el elevado número de personas con VIH que usarán antiepilépticos en algún momento de su vida.
Mayor Información: http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/23-01-12
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