Muchas personas VIH positivas viven vidas más productivas y saludables debido al tratamiento anti-retroviral sumamente eficaz. Esto nos ha permitido a muchos de nosotros tener objetivos y ambiciones a largo plazo, tales como comenzar y formar una familia. Si bien el tener hijos es definitivamente una opción para las mujeres (y hombres) VIH positivas, requiere una planificación cuidadosa junto con el proveedor de atención médica. Esto incluye la “planificación previa a la concepción” (exploración de las opciones disponibles para ayudarte a concebir) y tomar las medidas necesarias durante el embarazo (ya sea planeado o no) para proteger tu salud y la de tu bebé.
Las buenas noticias son que existen muchas maneras de planear un embarazo saludable y estrategias para ayudar a disminuir el riesgo de transmisión del virus a tu bebé.
Esta lección describe los diversos factores que permiten tener un embarazo saludable y un parto seguro. Ya sea que estés pensando comenzar una familia o que ya estés embarazada, esperamos que te familiarices con los fabulosos avances médicos descriptos en estas páginas y que discutas tus opciones con tu equipo de atención médica.
Puede ser difícil lidiar con las actitudes prejuiciosas de la gente, incluyendo la de aquellos doctores que piensan que es inmoral que las mujeres VIH positivas queden embarazadas y tengan hijos. Si tu proveedor de atención médica no te apoya o tiene prejuicios, es tu derecho encontrar a alguien que si te apoye.
¿Las parejas VIH positivas pueden quedar embarazadas?
Sí. Sin embargo, algunos métodos son potencialmente riesgosos (y más costosos) que otros. Aquí repasamos las opciones disponibles para parejas positivas o serodiscordantes (un integrante de la pareja tiene el VIH y el otro no).
Coito vaginal sin protección. Si el hombre es positivo y la mujer es negativa (o viceversa) existe el riesgo de transmitir el VIH si se elige tener coito vaginal sin protección para concebir al bebé. Pero si el compañero positivo está recibiendo tratamiento anti-retroviral y su carga viral es no detectable, el riesgo de transmisión disminuye. Otras maneras de reducir la posibilidad de transmisión incluyen la profilaxis previa a la exposición, la que consiste en brindar un curso corto de tratamiento con medicamentos anti-VIH al compañero negativo antes del acto sexual (coito) para ayudar a prevenir la infección. También existe el coito de acuerdo con el calendario (que implica tener sexo sin protección solamente durante los momentos pico de ovulación).
Cuando ambos compañeros son positivos, se corre el riesgo de re-infección (conocido también como “super-infección”). Sin embargo, se sabe muy poco acerca de este tipo de riesgo. Aunque, el riesgo de reinfección disminuye cuando ambos compañeros tienen cargas virales no detectables.
Reproducción asistida. La reproducción asistida incluye el uso de tecnología, habitualmente en una clínica de fertilización, para poder conseguir la fertilización sin coito vaginal. En el pasado, este tipo de clínicas eran reacias a ayudar las parejas positivas o sero-discordantes que deseaban quedar embarazadas. Hoy muchas clínicas en los Estados Unidos ofrecen un amplio rango de servicios relacionados con la reproducción a parejas VIH positivas. Si bien las tecnologías de reproducción asistidas cambian constantemente, existen determinados procedimientos estándares que sería conveniente conocer:
Inseminación cervical (OGI, siglas en inglés): Este procedimiento quizás sea el menos invasivo y consiste en colocar esperma en un pequeño recipiente similar a un diafragma, que se asegura al cérvix (cuello uterino), para facilitar la entrada del esperma al útero y la fertilización del huevo liberado por el ovario.
Fertilización intrauterina (IUF, siglas en inglés): Este procedimiento consiste en la colocación de esperma dentro del útero para promover la fertilización.
Fertilización in vitro (IVF, siglas en inglés): Cuando se usa este método, la mujer toma medicamentos que estimulan la producción de óvulos (huevos) en los ovarios. Posteriormente, se extraen los óvulos y se los combina en una placa de petri (contenedor plano que se utiliza en laboratorios), con el esperma del compañero masculino (o del donante de esperma). Una vez que ocurre la fertilización, el embrión se implanta en la cavidad uterina de la mujer usando un tubo plástico delgado.
Inserción intracitoplasmática del esperma (ICSI, siglas en inglés): Con esta técnica, el espermatozoide es inyectado en el huevo y el embrión se coloca en las trompas de Falopio o en el útero.
Independientemente de cuál procedimiento se elija, es importante que el compañero VIH positivo esté recibiendo tratamiento anti-retroviral y que tenga una carga viral no detectable antes de intentar la fertilización. Sin embargo, aunque el hombre VIH positivo tenga una carga viral no detectable en la sangre, existe la posibilidad de que el VIH esté presente en el esperma. Para disminuir aún más el riesgo de transmisión, algunas clínicas ofrecen un procedimiento conocido como “lavado de esperma”. El lavado consiste en colocar al esperma obtenido en un tubo de ensayo y mezclarlo con una solución que es más densa que el fluido seminal (dónde podría hallarse el VIH), pero menos densa que el esperma. Se coloca entonces el tubo de ensayo en una centrifugadora a alta velocidad, esto causa que el líquido seminal suba y el esperma quede acumulado en el fondo del tubo. Luego, se extrae el líquido seminal, quedando el esperma remanente en el fondo del tubo para ser analizado con pruebas ultrasensibles para confirmar o descartar la presencia del VIH. Si no se encuentra al VIH, el esperma se utiliza para la fertilización del óvulo usando los procedimientos antes mencionados.
Para aprender más acerca de la reproducción asistida para parejas VIH positivas, puedes contactar a Special Program for Assisted Reproduction (SPAR) de la Fundación Bedford de Investigaciones, en Bedford, Massachussets. SPAR tiene una red nacional que cuenta con más de 25 centros de fertilización en todo los Estados Unidos.
Adopción. Adoptar un bebé es siempre una opción, aunque puede ser dificultoso cuando uno o ambos futuros padres padecen una “condición médica crónica”, como la infección con el VIH. Las leyes y regulaciones varían de estado a estado y de agencia en agencia, así que deberías investigar un poco y buscar asesoramiento legal si sientes que la adopción es la mejor opción para ti.
¿Es seguro ser VIH positiva y estar embarazada?
Sí. Si bien el embarazo acarrea cierros riesgos, los estudios sugieren que la infección con el VIH no parecería agregar más riesgos a los ya existentes del embarazo. Sin embargo, no existen certezas ni verdades absolutas que se puedan aplicar de manera generalizada. Cada mujer es diferente.
No existen datos que sugieran que el embarazo acelera la tasa de progresión de la enfermedad causada por el VIH. El VIH por si mismo no te impedirá que tengas un embarazo seguro. De hecho, un estudio publicado en setiembre 2007 sugiere que el embarazo podría en realidad, tener un efecto protector en la salud de una mujer VIH+. El estudio descubrió que las mujeres VIH positivas embarazadas tenían un 60 por ciento menos de probabilidades de progresar al SIDA o a la muerte durante un período de seguimiento de más de seis años, comparado con mujeres que no quedaron embarazadas.
Con respecto a la salud de tu bebé, hay muchas razones para ser optimista. Sin un tratamiento adecuado para el VIH, una mujer VIH positiva tiene un 25 por ciento de posibilidades de pasar el VIH a su bebé. Sin embargo, si ella recibe terapia anti-retroviral mientras está embarazada, y mantiene su carga viral en valores no detectables, el riesgo de transmisión del virus a su bebé es del 2 por ciento (o menos). Y si ella está saludable en términos generales, recibe un buen cuidado prenatal, controla los factores de riesgo (fumar tabaco, presión arterial elevada, etc), los riesgos de tener un parto prematuro y defectos de nacimiento son similares a los de las mujeres embarazadas VIH negativas.
¿Cómo se produce la transmisión?
Los investigadores no saben con seguridad en qué momento se infectan los bebés durante el embarazo. Se dice que un pequeño porcentaje de los bebés se infecta con el VIH cuando están desarrollándose dentro del útero de la madre. Sin embargo, esto no se ha comprobado. Es sabido que la amplia mayoría de las infecciones ocurre durante el trabajo de parto (momento del nacimiento), o después de que el bebé nace y es amamantado por su madre VIH positiva.
Durante el embarazo, el feto tiene su propio suministro de sangre. En otras palabras, el feto que se está desarrollando no tiene contacto con la sangre de su madre. Ésto ayuda a proteger al feto de las infecciones de la sangre de la madre, como por ejemplo la del VIH. Sin embargo, el feto en desarrollo recibe de la madre, nutrientes y diversas proteínas, tales como los anticuerpos del sistema inmunológico. Si bien el VIH de la madre no ingresa al feto, sí lo harán los anticuerpos del virus. Éstos no pueden perjudicar al feto, pero harán que la prueba de anticuerpos en el bebé, dé un resultado "positivo" al nacer.
En el momento del nacimiento (trabajo de parto), es habitual que el bebé entre en contacto con la sangre de la madre. Si la sangre de la madre entra en el cuerpo del bebé, el VIH puede transmitirse en ese momento.
¿Es verdad que los bebés nacidos de una madre infectada con VIH tienen un resultado positivo en el análisis para detectar el virus?
Sí, todos dan positivo. Es importante recordar qué es el análisis para detectar el VIH. Este análisis busca anticuerpos contra el VIH, no busca el virus. Debido a que el feto está expuesto a los anticuerpos de su madre, automáticamente dará "positivo" al nacer. Estos anticuerpos pueden mantenerse en el cuerpo del bebé durante más de dieciocho meses después del nacimiento.
En la actualidad, la mayoría de los hospitales estudian a los bebés nacidos de mujeres VIH positivas mediante una "RCP" (reacción en cadena de la polimerasa o PCR, siglas en inglés). Esta prueba puede realizarse a los pocos días del nacimiento y busca al VIH en una muestra de sangre extraída del bebé. Si esta prueba resulta negativa, deberá repetirse algunos meses después del nacimiento para buscar el virus.
¿Por qué es tan importante el cuidado prenatal?
Toda mujer embarazada, independientemente de que sea o no VIH positiva, debe visitar a su doctor periódicamente para recibir cuidados prenatales. Para decirlo en forma más simple, el cuidado prenatal es un tipo especial de atención médica diseñado para proteger tanto la salud de la mujer como la del bebé en desarrollo. El cuidado prenatal puede ayudar a todas las mujeres embarazadas a entender lo que deben hacer para mejorar sus dietas, las vitaminas y los minerales que deben consumir, además de reducir los hábitos perjudiciales para la salud, tales como fumar, tomar alcohol o consumir drogas.
Si la mujer embarazada no sabe si es VIH positiva o no, se recomienda que se haga la prueba lo antes posible. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, así como también otras entidades
y organizaciones de atención médica recomiendan que todas las mujeres embarazadas se hagan la prueba del VIH. Las mujeres embarazadas también deberían hacerse otros análisis para descartar rubéola, hepatitis B, hepatitis C, herpes, citomegalovirus, toxoplasmosis y sífilis.
Si una mujer embarazada descubre que es VIH positiva durante el embarazo o lo sabía antes de quedar embarazada, los programas de cuidado prenatal pueden ayudarla a cuidar su salud y la de su bebé en desarrollo. Generalmente un programa de cuidado prenatal incluye visitas mensuales a la clínica o al consultorio del médico durante los primeros ocho meses de embarazo. Durante el octavo y el noveno mes de embarazo, las visitas son más frecuentes, normalmente cada dos semanas.En el caso de mujeres infectadas con el VIH, los cuidados prenatales casi siempre incluyen recuentos de células CD4 análisis de la carga viral y el tratamiento del VIH. También podría llegar a incluir tratamientos para prevenir las infecciones vinculadas con el SIDA, para el control de los efectos secundarios producidos por los medicamentos, y recibir una adecuada asistencia nutricional.
Es posible que las mujeres VIH positivas deseen evitar algunos aspectos de los cuidados prenatales típicos. Por ejemplo, la amniocentesis, usada para detectar defectos genéticos en el bebé, se realiza con una aguja que atraviesa el abdomen de la madre y penetra en la matriz. Si bien este análisis puede ser necesario para detectar problemas genéticos que pueda tener el bebé, también incrementa el riesgo de transmitir el VIH.
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